viernes, 31 de mayo de 2013

Las venitas



¿Cuál es la vena favorita para que te saque sangre? – dijo el extraccionista, impecable guardapolvo blanco, cara de sueño. - Tenés las venas finitas-, dijo mientras me tanteaba el brazo que él mismo me había ayudado a instalar apropiadamente sobre un soporte de metal helado.
No le contesté. No tengo nada para decir y es novedad para mí lo que acaba de contarme. Al contrario: cada vez que me hago un análisis de sangre el sujeto envestido en guardapolvo blanco hace algún comentario sobre mis venas. ¿Quién es quién para evaluar mis venas y encima criticarme abiertamente? Menoscabada, empobrecida, impotente frente a una condición física que no puedo cambiar, miro al techo para evitar ver la jeringa y ruego en silencio que el tipo al menos tenga la habilidad suficiente para encontrar la vena al primer intento. Y que por favor no empiece con el juego de pincho- busco- pero no encuentro. Ya me pasó una vez y ni siquiera quiero recordarlo mientras miro el techo, luces de neón, muy blanco el habitáculo, incómoda la silla y el soporte frío, sobre todo, frío.

lunes, 27 de mayo de 2013

Primer taller a cuatro manos


El sábado hicimos el primer Taller a cuatro manos de la Mujer Pulpo.
Pusimos los materiales para los chicos en el piso, preparamos la mesa para los grandes. Valeria, dueña de casa, hizo mate. Y nos lanzamos a la aventura.
De a dos, de a tres, de a cuatro fueron llegando los participantes.
Primero miramos libros ilustrados. Hablamos de las técnicas, de las palabras, de los colores. Hablamos de gustos y preferencias.
Después lanzamos el juego: los adultos se sentaron en la gran mesa y empezaron a escribir; los chicos se desparramaron por el piso con las témperas, los rodillos, grandes afiches para probar collage y destrezas de colores.
En la mesa, la consigna invitaba a narrar alguna situación de la infancia. Aparecieron entonces, una abuela muy pícara, una babosa ominosa y terrible, el maldito día en el que había que ordenar la habitación, el asado que hacía el abuelo. Y hubo más escritores que se animaron a sacar sus párrafos. Los chicos, mientras tanto, fueron probando materiales, - sellos de colores con goma espuma y rodillos, collage, lápices. Después de un rato de trabajo se pusieron de acuerdo con sus padres, - también había una tía-, para dar color y formas a las historias de los grandes.
En algunos casos, el chico con sus dibujos y colores iba por delante del relato, indicando al autor por dónde seguir el texto. En otros casos, el trabajo fue más en paralelo. Y en otros casos, ilustraron de manera original y con todo detalle las situaciones que contaban en la mesa del mate.
Siempre un trabajo enriquecía al otro.
Asistimos maravillados todos al diálogo de los formatos, de la creación de a dos. Mucho para aprender de ese intercambio.
Algunos se fueron con su libro –orgullosos. Otros llevaron los materiales para seguir trabajando. También hubo un interesante tríptico en papel afiche de un relato lleno de gatos heroicos.  Entre unos y otros, apareció el asombro, el deslumbramiento de la capacidad de inventar. De la posibilidad de compartir.
Hacia el final de la tarde, nos despedimos. Con ganas de seguir el encuentro. Repetiremos el último sábado de junio. No se lo pierdan.    


(más info en seccion Talleres para todos de este mismo blog)





jueves, 23 de mayo de 2013

Taller de la mujer pulpo


VENI A ESCRIBIR y traé a tu hijo/a o sobrino para que pinte y dibuje. Vamos a hacer un camino hacia el cuento ilustrado. Con consignas divertidas. Creatividad y juego compartido. Escribinos ¡no te lo pierdas! El sábado 25 de mayo desde las 15 en Río de Janeiro 943.

sábado, 18 de mayo de 2013

una foto

Esta es mi nena chica vista desde arriba, orgullosa de sus zapatillas nuevas. Seguro que estas zapas corren más fuerte.

miércoles, 15 de mayo de 2013

martes, 14 de mayo de 2013

Taller en la escuela


Hoy fui a trabajar con quinto Bé. A pedido de la bibliotecaria, llevé La mujer rodeada de cosas, leí el cuento a unos treinta chicos y después trabajamos una consigna de escritura. 

Los chicos escucharon con mucho interés. Después comentamos algo del texto. Un grupo de chicas acordó en que a ellas les pasa algo similar: no saben qué ponerse. La maestra se sintió muy identificada con el personaje. Un nene dijo que él elige para ponerse lo primero que ve. 

Después les propuse una consigna de escritura. Tenían que escribir dos listas: una, de las cosas que necesitan pero no tienen y otra de las cosas que no necesitan pero tienen.

martes, 7 de mayo de 2013

Para combatir el insomnio (pura ficción)


 
Creo que estoy embarazada. Y no es tan feliz como podría serlo. Es raro, porque me encantan los bebés, me encantan incluso los embarazos. Quiero decir, a pesar del malestar de los primeros meses, después, el embarazo me resulta energizante. Y aunque el cuerpo va tomando forma de ballena y se desbordan los corpiños y las remeras y los pantalones no abrochan ni aplicando toda la fuerza humana posible – además de otro cúmulo de complicaciones-, los embarazos me llenan de energía y bienestar. 

Cuando estoy embarazada me siento una reina. La reina de las ballenas. Además todos me atienden, bueno, en realidad, todos no, pero mucha gente al menos me atiende: me dan el lugar en el colectivo y hasta en el subte. Cuando estoy embarazada siempre viajo sentada y no hago cola en el súper porque hay cajas con prioridad.  

En mis dos embarazos anteriores, después de los vómitos de los primeros meses, la pasé bárbaro. Y además, estaba espléndida: es verdad que las hormonas se desatan y dan mucha energía. También es verdad que al principio vivía cansada. Es que la resistencia habitual falla cuando estás embarazada: sólo quiero dormir. ¡Y duermo tan bien! Salvo los últimos días, cuando ya es más difícil ubicar a la ballena en la cama, los ocho meses y medio anteriores al parto duermo como nunca duermo en mi vida. El embarazo es una manera de combatir el insomnio.