miércoles, 9 de enero de 2013

La mujer pulpo cocina (cuento con receta)


A la mujer pulpo le encanta hacer tortas para los pulpitos y para el señor pulpo, que es muy goloso. Ella sabe hacer una torta con crema de limón y cubierta con merengue dorado que maravilla a la familia. También hace pasta frola y budín de miel. Pero la especialidad de la pulpa es la torta de brownie con dulce de leche.
Si es sábado a la tarde y hace un poco de frío y mientras los pulpitos juegan con sus muñecos, la mujer pulpo termina de leer un libro que la tiene atrapada hace días, y entonces -casi seguro- que le dan ganas de cocinar.
Para cocinar con energía y que salga rico hay que poner música. Cocinar con ritmo es uno de los secretos culinarios de pulpa. Un poco de swing y de blues animan los sabores: el dulce es más dulce y ni hablar de los picantes. 

Pero hoy se trata de la torta de brownie. La mujer pulpo pone música y va con pasos de baile a la cocina, toma su libro de recetas y busca la página. Acá está: la foto que acompaña la receta es muy tentadora: la torta lleva una base de brownie, una capa de dulce de leche, una capa de mouse de chocolate y crema batida. ¡Irresistible!
Para organizarse, la pulpa pone los ingredientes en la mesada; para la base, que es de brownie, se necesitan 100 g de manteca, 180 g de azúcar – todo calculado con vaso medidor-, una tableta grande de chocolate amargo (180 gramos), cuatro huevos y 50 gramos de harina.
¡Tentáculos a la obra!, dice la pulpa y da unos pasos de rock en el lugar mientras que derrite el chocolate con la manteca. La mujer pulpo aprendió algunos trucos en sus años de repostera doméstica y sabe que la mejor manera de derretir el chocolate es ponerlo en un recipiente al horno, a temperatura moderada, para que no se queme. En este caso pone el chocolate junto con la manteca en el horno a fuego mínimo, mientras con otros tentáculos bate los huevos con el azúcar hasta hacer una pasta amarilla. Después, mezcla estas dos mezclas y agrega la harina en forma de lluvia. En paralelo, ella puede, enmanteca y enharina un molde donde pone después toda la mezcla y ¡al horno! Baila un tema que brota del parlante. Afuera, la tarde está tan fría. Adentro hay olor a chocolate, calor de hogar y ¡del horno!
Mientras se cocina la base de brownie, la mujer hace la mouse. En la mesada ya puso: 240 g de chocolate amargo, 90 g de manteca, 4 huevos y 120 g de crema de leche. ¡Todas las calorías del mundo! dice con un suspiro cuando mira los ingredientes. Desde el living llega un “¿me hablaste?” del señor pulpo. “Nada, nada”, dice ella mientras derrite en una cacerola, esta vez sobre el fuego lento de la hornalla, el chocolate con la manteca, para después incorporar las yemas de a una, siempre revolviendo. Cuando la pasta está homogénea, agrega la crema y sigue revolviendo mientras que otros tentáculos baten claras a nieve: la mujer pulpo es buenísima batiendo claras. Cuando el punto nieve está tan espeso como debe ser - las claras son nieve-, las mezcla con la preparación anterior, practicando movimientos suaves. Y un paso de swing por acá, y otro para allá, y listo: ¡voilà la mouse! Ahora solo hace falta un poco frío para esa mouse: zac – zac de tentáculos y la mouse ya está en la heladera.
Después la pulpa se sirve un vaso de agua, baila dos canciones en el living y juega al ludo a 24 manos con sus hijos. El ludo en esta familia es un deporte de exigencia donde la velocidad de los movimientos es tan importante como el avance de cada ficha. Los partidos son rápidos, a veces fugaces. Cuando termina el partido, vuelve a la cocina a armar la torta. Para eso pone en la mesada 250 cc de crema de leche, 50 g de chocolate amargo y 500 g de dulce de leche. ¿Cuántas horas de gimnasia tendré que hacer para bajar una sola porción de esta mega torta?, piensa la mujer pulpo. ¡Pero cuántos besos me dará el señor pulpo cuando la pruebe!
Entonces pone la masa brownie en una bandeja, bate crema a punto chantilli y extiende una capa de dulce de leche encima, agrega una capa de mouse y cubre la torta con la crema batida. Se relame un poco la pulpa pero no se anima a lamer las cucharas: ya se empalagó varias veces antes de terminar de hacer una torta. Prefiere bailar con los cucharones en la mano, aunque se salpique un poco el piso o incluso las paredes de la cocina. Después, practicando pasos de baile en el lugar –rodillas que suben y bajan a ritmo sostenido- decora la torta con hilos de chocolate amargo derretido y dice: "¡a tomar la merienda!"
Los chicos y el señor pulpo tardan diez segundos en sentarse a la mesa. Pulpa también se sienta y desde su lugar estira tentáculos en todas las direcciones para poner tazas, lechera, tetera, azucarera, platos y cubiertos. Sin olvidar las servilletas para limpiar las caras que seguro van a terminar chocolateadas. El señor pulpo sirve las tazas – té para los pulpos mayores, leche con cacao para los pulpitos- y corta la torta. Prueba un bocado y después le da muchos besos a la pulpa. ¡Aplausos para la cocinera!

2 comentarios:

  1. tengo hambre ahora!!!!!


    tu amiga sonia

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  2. cuando quieras, tomamos el té con masas y torta de chocolate... ¡qué mona, querida!

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